Full Monty, un clásico atípico

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Cuando se estrenó Full Monty, yo solo tenía 9 años. Claramente, y a pesar de que en la película salga un chaval que ronde esa edad, un preadolescente no es el público objetivo de la cinta británica. A esa edad, da repelús cualquier tipo de exhibición de un cuerpo del mismo género. Más aún cuando sale alguna «escenita» mientras ves la tele con tus padres. En ese momento, los sudores se mezclan con los picores y, por encima de ellos, las plegarias para que la siguiente escena llegue lo antes posible.

Ahora, después de haber vivido un cuarto de siglo, sin ver las películas junto a mis progenitores y sin que me asusten unos cuantos cuerpos peor tratados que el mío, por fin he visto Full Monty. No sé cómo de transgresora fue allá por 1997, cuando llegó a las pantallas, pero sí recomiendo su visionado a quien no la haya catado todavía. Es una comedia breve, no llega a la hora y media de duración, con el marcado aire british que tanto hemos respirado en los últimos años.

La película fue rodada enteramente en Sheffield y no cuenta con rostros muy conocidos. Al margen del protagonista, Robert Carlyle, y de Tom Wilkinson, el resto del reparto no posee gran renombre. A pesar de eso, y con más mérito por ello, Full Monty fue nominada a cuatro premios Oscar (mejor película, director, guión original y banda sonora), alzándose únicamente con el de mejor entramado musical. Es lo que tiene coincidir con Titanic

La película de Peter Cattaneo (director) y Simon Beaufoy (guionista) se convirtió desde el principio en un icono. Tanto que no es extraño haber visto adaptaciones teatrales y parodias a lo largo de estos años. Uno de sus grandes puntos a favor es el amplio rango de edad que abarca el target de la película. Objetivamente, cualquier hombre a partir de los 20 años se puede sentir reflejado en lo que ve. Problemas económicos, imposibilidad de conseguir un empleo y unos cuantos amigos para lanzarse a la aventura. Yo, por lo menos, me lo he imaginado. Si estuviera en esa situación, ¿sería capaz de hacerlo? Y, más importante, ¿quiénes de mis amigos se atreverían a acompañarme en el escenario? Espero no tener que comprobarlo nunca…

2 comentarios en “Full Monty, un clásico atípico

  1. ¡Qué mayor soy! Yo sí viví el estreno, ya madurito, y fue el sleeper del año. El boca-oreja hizo estragos y se mantuvo en cartel muchísimo tiempo, en unos años en que las películas no se estrenaban en 16 salas a la vez, sino que tenían un cine y mientras acudiera la gente los demás estrenos esperaban en la cola. Adaptaciones teatrales y parodias, como bien dices, pero también se incorporó a nuestro lenguaje «vamos a hacer un full monty». En fin. Extraordinaria película a la que, por lo que cuentas, el paso del tiempo no le está afectando

    • Gracias por tu visión, Santi. Claramente, eran otros tiempos. Con este post espero que alguno de mi generación se anime a ver la película. Como bien sabes, merece la pena.

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