‘Almost Human’. Los robots están de moda

Que la marca J.J. Abrams es un plus para cualquier serie que la lleve no es ninguna novedad. Desde el éxito de Lost lleva vendiéndonos series como churros, con mayor o menor éxito, desde su productora Bad Robot. Ni las escribe ni las dirige, sólo las suele producir. Es por eso que, pese a sus últimos fiascos, siempre hay que darles una oportunidad, y más si el hombre que está detrás del proyecto es J.H Wyman, productor ejecutivo y guionista de Fringe.

Su última serie, Almost Human, se estrenó hace unos días en AXN España, solo once días después de su lanzamiento en Estados Unidos. La serie nos transporta al año 2048, en una ciudad de Los Angeles en la que el crimen está a uno niveles imposibles de afrontar. Para solucionarlo los agentes de policía empiezan a patrullar con androides, pero nuestro protagonista John Kennex (Karl Urban) no los soporta y por eso le emparejan con Dorian (Michael Ealy),un androide algo especial.

Michael Ealy es Dorian, el compañero androide de John Kennex (Karl Urban).

Almost Human empieza como una serie procedimental futurista con capítulos episódicos que de momento nos ha mostrado muy de refilón la posible subtrama que iremos viendo durante toda la temporada y que tiene a “Insyndicate”, un grupo del crimen organizado como protagonista. Pero más que nada, en estos tres primeros capítulos hemos visto cómo nace esa relación entre John Kennex y su compañero androide Dorian.

Una relación muy poco creíble porque de un protagonista que odia a muerte a los androides, pasamos, en tan sólo tres capítulos, a uno que se lleva de maravilla con su compañero. Llegando a parecer una pareja a lo Arma Letal, compartiendo bromas, secretos, problemas, sentimientos y todo ese tipo de cosas que acostumbramos a ver en las «Buddy Movies». Lo peor del caso es que ese odio que nos remarcan en el piloto por parte de John Kennex destruye la buena sintonía que hay entre los dos protagonistas. No te la crees. Y no es lo único que resulta artificial…

La tecnología está bien: los “Sintéticos”, las armas, los hologramas y demás. Pero el exceso de ella hace que todo resulte algo artificial por muy ciencia ficción que sea. ¿De verdad tienen que poner una media en la cabeza a un secuestrado con un “rifle ponemedias”? ¿Tienen que brillar con leds las palancas para tirar de la cadena del water? ¿Necesita la serie una especie de “Flydisc” robotizado para contactar con los protagonistas de un secuestro? Creo que no. Todo ese exceso de parafernalia es un error. Por suerte las armas al final van con balas, porque viendo el sonido que hace la escopeta del piloto me había asustado…

Lo que sí me ha sorprendido es ver a un Karl Urban haciendo bastante bien su papel de policía que pasa un poco de todo al estilo John McClane. No daba un duro por él y me ha sorprendido gratamente. Michael Ealy también hace bien el papel de androide con sentimientos, pero no sé por qué me da un poco de repelús. Algo que no me pasa, por ejemplo, con los de Äkta Människor. Minka Kelly (Friday Night Lights), de momento, sólo está en la serie para que haya un poco de tensión sexual con el protagonista. Y Mackenzie Crook (The Office UK, Game of Thrones) es el empollón cachondo arregla todo que no puede faltar en este tipo de series.

La historia tiene potencial y más sabiendo que Fringe también empezó con más de procedimental que otra cosa y la historia se fue abriendo hasta ser una de las mejores series SyFy de los últimos años. Pasa lo mismo con Person of Interest, otra de las producciones de Abrams. Seguiré viéndola para ver si se van abriendo esas tramas de “Insyndicate”, el topo del departamento de policía o cualquier otra subtrama que resulte interesante. La serie las necesita para no quedarse en un simple procedimental futurista con poco más que fuegos artificiales por ofrecer.